El sector energético mundial atraviesa un cambio sin precedentes. Recientemente, Londres fue sede del Future of Energy Security Summit, donde representantes del sector público y privado de más de 60 países discutieron un tema crítico: la seguridad energética. El evento, organizado por la Agencia Internacional de Energía (AIE) y el Gobierno del Reino Unido, evidenció que los desafíos actuales requieren estrategias innovadoras y cooperación internacional.
Nuevas Vulnerabilidades Globales
La digitalización y la transición energética han generado riesgos inéditos:
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Ciberataques: Infraestructuras críticas expuestas por sistemas interconectados.
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Concentración de minerales críticos: Dependencia geográfica de recursos clave para energías renovables.
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Fenómenos climáticos extremos: Mayor frecuencia e intensidad de eventos que afectan la operación energética.
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Fallas técnicas: Sistemas complejos donde errores locales pueden generar impactos globales.
Fatih Birol, Director Ejecutivo de la AIE, resumió la urgencia: “Los últimos años nos recordaron que nada está asegurado. La seguridad energética ya no puede darse por sentada; debemos fortalecer la cooperación internacional y repensar nuestras estrategias”.
Datos Clave y Reglas de Oro
Algunas cifras ilustran la magnitud del desafío y la velocidad de cambio:
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750 millones de personas sin acceso a electricidad.
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Más de 2 mil millones sin alternativas limpias para cocinar, afectando salud y medio ambiente.
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85% de la nueva capacidad instalada en 2024 provino de fuentes renovables, acelerando la transición energética.
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1 de cada 4 autos vendidos en 2024 fue eléctrico, transformando la demanda energética y la infraestructura de transporte.
Para enfrentar estos desafíos, Birol presentó las Energy Security Golden Rules:
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Diversificación: de fuentes, proveedores y cadenas de suministro.
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Predictibilidad: marcos regulatorios estables que faciliten inversión a largo plazo.
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Cooperación: alianzas regionales e internacionales para soluciones efectivas.
Desafíos y Oportunidades en Latinoamérica
Latinoamérica cuenta con recursos energéticos abundantes y diversos, desde hidrocarburos hasta potenciales renovables extraordinarios. Sin embargo, la fragmentación política, la volatilidad regulatoria y la falta de coordinación regional han limitado históricamente su capacidad de acción estratégica.
El contexto global actual representa una oportunidad única para la región:
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Fortalecer mecanismos de integración energética.
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Establecer marcos regulatorios estables que generen confianza a inversores.
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Coordinar cadenas de valor para minerales críticos.
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Implementar protocolos regionales de ciberseguridad en infraestructuras.
La seguridad energética hoy es un desafío multidimensional: no solo implica suministro y precio, sino también resiliencia frente a riesgos tecnológicos, climáticos y geopolíticos. Latinoamérica tiene la oportunidad de posicionarse como un actor confiable en el mapa energético global, integrando cooperación, predictibilidad y soluciones innovadoras. La región que logre transformar recursos abundantes en estrategias concretas de inversión, seguridad y resiliencia será la que defina su futuro energético y económico en las próximas décadas.