Cómo medimos el riesgo en entornos volátiles

Cómo medimos el riesgo en entornos volátiles

Como responsable de riesgos en Valiant, vivo cada día el desafío de gestionar la incertidumbre en un entorno VUCA: volátil, incierto, complejo y ambiguo. Esta realidad, lejos de ser una moda pasajera, define el contexto en el que operamos y exige que adaptemos nuestras estrategias constantemente para mantener la resiliencia y la competitividad. 

A raíz de la reciente nota de Bloomberg —que no deja lugar para la duda acerca de la presión que viven los productores y el sistema bancario brasileño— me puse a pensar en cuáles son los verdaderos desafíos que enfrentamos quienes gestionamos riesgo en ambientes tan inestables. En este artículo los invito a reflexionar sobre un contexto que no nos es lejano, y que nos obliga a repensar la manera en como accionamos en situaciones de vulnerabilidad como la que desarrollaré a continuación. 

La Tormenta perfecta: tasas, cosechas y contabilidad

Los pongo en contexto:El Banco do Brasil financia la mitad del sector agroindustrial y este segmento representa un tercio de su cartera total de préstamos. Ya lo vemos venir, claramente es una exposición masiva. Es una cifra que supera con creces a sus competidores. Y cuando un gigante como el agro brasileño —responsable de una porción significativa de las exportaciones globales de jugo de naranja, azúcar, café, soja y maíz— empieza a tambalear, el impacto no es solo sectorial; es una onda expansiva que puede afectar a toda la economía y al crédito disponible en general.

El 2024  se caracterizó por ser un año particularmente duro para los productores brasileños. La combinación de tasas de interés en máximos con reveses en las cosechas creó una tormenta perfecta. Pero a esto se suma una medida del Banco Central de ese país que, si bien es necesaria para la transparencia, impacta de lleno en la banca: la obligación de provisionar en el momento las pérdidas esperadas y dejar de contabilizar los intereses atrasados en los préstamos. Esta decisión, aunque busca fortalecer la solidez bancaria, pone una presión enorme sobre entidades como el Banco do Brasil, que estaban acostumbradas a una contabilidad más flexible.

Lo que realmente preocupa es la escala de estas quiebras. Ya no hablamos de ajustes cíclicos habituales en el sector agropecuario. Estamos frente a la posibilidad real de que estas dificultades se transformen rápidamente en un problema sistémico para la estabilidad bancaria. Y ahí es donde entra nuestro desafío: ¿cómo medimos el riesgo en entornos tan dinámicos y volátiles?

Adiós al Análisis Estático: La Necesidad de lo Dinámico

La respuesta es clara: el análisis del riesgo no puede ser estático. No podemos depender únicamente del historial crediticio, como si el pasado fuera una garantía del futuro en un mundo que cambia a una velocidad vertiginosa. Eso es como conducir mirando solo el espejo retrovisor.

Hoy, la clave es la dinámica. Necesitamos un enfoque que ponga el foco en el contexto real, en las variables macro y microeconómicas que se mueven constantemente, y, fundamentalmente, en la velocidad de reacción ante los cambios. Esto implica:

  • Monitoreo en Tiempo Real: Dejar de lado los informes trimestrales o anuales como única fuente de verdad. Necesitamos herramientas y procesos que nos permitan tener una visión casi instantánea de la salud de nuestros deudores y de los sectores en los que operan.
  • Análisis Predictivo Avanzado: Ir más allá de los modelos tradicionales. Implementar inteligencia artificial y machine learning para anticipar posibles escenarios de riesgo, no solo para reaccionar a ellos. Esto significa considerar no solo las variables financieras, sino también climáticas, políticas, regulatorias y geopolíticas.
  • Estrategias de Adaptación Rápida: Nuestras carteras y nuestras políticas de crédito deben ser lo suficientemente flexibles para adaptarse rápidamente a condiciones cambiantes. Esto podría implicar renegociaciones proactivas, diversificación de carteras, o incluso la salida oportuna de exposiciones de alto riesgo.
  • Pruebas de Estrés Continuas: No solo las exigidas por los reguladores. Debemos realizar nuestras propias pruebas de estrés, simulando escenarios extremos y poco probables, para entender la resiliencia de nuestras operaciones y dónde están nuestros puntos débiles.

El Desafío es de Todos

Este no es solo un desafío para el sector agroindustrial o para los bancos expuestos a él. Es un llamado de atención para todo el sistema financiero y para cualquier actor económico que dependa de la estabilidad en entornos volátiles. La pregunta fundamental que debemos hacernos es: ¿cuán preparados estamos para absorber shocks sectoriales de esta magnitud?

En Valiant, creemos que la resiliencia se construye sobre la anticipación y la adaptabilidad. No podemos controlar los elementos, pero sí podemos mejorar drásticamente nuestra capacidad para navegar en la tormenta. Es hora de dejar de medir el riesgo mirando hacia atrás y empezar a construir un futuro donde la gestión del riesgo sea tan dinámica como el mundo en el que operamos.

El riesgo, en estos tiempos, se mide mejor si lo pensamos entre todos.